Esta yegua de 24 años llegó a Pegaso comprada por un hombre que tenía otras yeguas en pupilaje conmigo. Me pidió ir a verla al pueblo donde la tenían, era una finca de ovejas y hacía mucho que no la montaban, ella de primeras huyó de mi cuando la quise coger, pero al final lo logré y ví que tenía unos cascos horribles, no se los habían recortado en «siglos» y los tenía en forma de estrella, deformados.
Pese a los cascos su forma física era buena y con un pelaje negro brillante que hipnotizaba. El señor la compró para darle la oportunidad de recuperarla y que su hija pequeña pudiera montar en ella.
Durante el primer año estuvo bastante mal pues el problema de sus cascos era grave, estaba infosada. Es una enfermedad por mala alimentación del caballo en donde el hueso de su casco se desplaza y se coloca en una posición inclinada que les da mucho dolor. Se hicieron varios recortes con una podóloga experta que fue logrando que Tizona pudiera liberar su dolor y comenzara a caminar mejor. Le poníamos unas botas para sus cascos que ayudaba a que las piedras del camino no le molestaran tanto.
A la hora de montarla era algo insegura pero respondía bien a las órdenes, pese a su malestar de cascos su andar era rápido y en algún trote que hacíamos era como si flotases en ella. La montaban siempre los niños y niñas más pequeños para evitar que el peso le hiciera ir más dolorida pero le gustaba salir con la manada de ruta aunque solo la llevábamos por zonas poco abruptas y de poca duración.
En la manada le gustaba estar con los machos, sobre todo con Max, Orión y Albin (al principio que estaba aún fuerte para estar con todos) no era una yegua a la que todos la siguieran y no se metía en líos, prefería estar por detrás de los líderes.
Su dueño de aquel entonces quiso probar a llevarla a cubrir con una veterinaria que hace inseminación artificial. No funcionó pues Tizona es ya mayor y aunque le pusieron muchas hormonas no lograron se quedara preñada. En el tiempo que estuvo allí pasaron cosas muy malas para la yegua. La veterinaria creía necesario herrar a la yegua para corregir su problema de infosura. Es una visión no del todo correcta pues impide que el casco tenga su flexibilidad natural y pise más equilibradamente según el terreno. Pese al consejo mío y de la podóloga experta que había estado recortando los cascos de Tizona, su dueño quiso herrarla y se empeoró muchísimo.
Volvía a caminar con tanto dolor que casi ni se quería mover.
El dueño se había llevado sus otras dos yeguas a otra finca y no podía llevarse a Tizona en el estado en el que estaba pues requería de muchos cuidados y de no poder montarla otra vez en mucho tiempo. No sabía qué hacer con ella, un animal enfermo, viejo y que ya no es útil ni para montar ni para criar.
Yo no dudé ni un segundo y le dije que yo me haría cargo de ella, no podía dejarla a su suerte pues acabaría en el matadero como muchos otros. La adopté legalmente y en mi manada Pegaso morirá cuando sea su momento y mientras le daremos la vida que merece tener, con todo el amor que le podemos dar.
Ahora vive feliz con Albin en una finca separada de la manada para que pueda recuperarse de su infosura y así ambos comparten jubilación.
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