Desde que los seres humanos utilizan a los caballos se mantiene en vigor la frase clásica “sin casco no hay caballo”, sólo un casco sano puede proporcionar un buen rendimiento para el caballo. 

Veamos las partes del casco

Actualmente hay más estudios que ven más desventajas en poner herraduras que en dejar los cascos del caballo sin ellas, es decir, descalzos. Veamos cuales pueden ser:

  • Limitación de la mecánica y elasticidad del casco: Las herraduras reducen la capacidad de sentir y esto hace que el caballo se mueva de manera incauta. Como la torsión vertical del casco queda reducida por la rigidez de las herraduras, la función natural de amortiguación queda dañada. El peso y rigidez de las herraduras potencian los embates contra los huesos y articulaciones con resultados muy contraproducentes. Debido a la menor movilidad del casco, el flujo sanguíneo en el casco se reduce, provocando una menor dureza y calidad de la materia córnea que crezca de nuevo.
  • Formación de los errores de posicionamiento: Un casco herrado se desgasta de manera desigual. La pared del casco está unida casi en su totalidad con la herradura, por lo que en esta zona no puede producirse desgaste del casco. La zona del talón sí que se mueve sobre la herradura, lo que provoca que esta zona sufra desgaste. Esto es lo que acaba provocando errores de posicionamiento que acaban por deformar zonas de las extremidades del caballo. Con el fin de evitar estos errores, el herrador intenta con cada cambio de herradura empezar de nuevo a corregir cada fallo de posición (torceduras, hiperextensión), lo que es dar vueltas siempre sobre el mismo problema y no darle solución, ya que cada vez deben los tendones, ligamentos y articulaciones amoldarse de nuevo.
  • Cambio en la marcha: Tanto el propio peso de la herradura como también la fuerza centrífuga afectan a la manera en como el caballo se mueve. Todas las estructuras de las extremidades han de hacer un mayor esfuerzo para alzarse.
  • Aumento del peligro de lesiones: Sobre suelos muy lisos o muy pedregosos, el casco herrado encuentra menos apoyo, lo que hace crecer claramente las posibilidades de que el caballo se resbale y se provoque algún tipo de lesión.
  •  Deterioro de la cápsula córnea: Las claveras (huecos que dejan los clavos necesarios para sujetar la herradura en el casco) son puertas de entrada para cualquier tipo de gérmenes. Esto puede provocar que la pared del casco se rompa más rápido.
  •  La corrección de los cascos no es posible: La ortopedia del casco equino utiliza los factores de desgaste y de la presión que recibe el casco a la hora de impactar contra el suelo y estos sólo se pueden controlar con cascos descalzos.

Cuando el pie está sano, se ensancha en el apoyo, sobre todo en sus partes posteriores, ya que todos los elementos que lo constituyen son en principio flexibles y elásticos:

-La Almohadilla Plantar
-Los Cartílagos Alares ó Complementarios
-La Ranilla
-La Pared, que en un casco sano es más delgada en cuartas partes y talones.
-Su altura también disminuye hacia los talones, lo que contribuye a darle más elasticidad, ofreciendo menos resistencia.

Cuando el caballo pisa, la almohadilla plantar se comprime y libera la sangre que toma de los múltiples vasos sanguíneos que pasan por esta zona: la compresión viene de arriba por la segunda falange que desciende con el menudillo, abajo por la ranilla que toca en el suelo y lateralmente por los cartílagos laterales del tejuelo o tercera falange que se desplazan hacia los laterales abriendo los talones. Cuando el caballo levanta el pie, todo vuelve a su estado normal y la almohadilla, mediante un efecto esponja, vuelve a absorber la sangre, por ello recibe el nombre de SEGUNDO CORAZÓN del caballo

Si la ranilla no encuentra apoyo al descender, no podrá realizar su papel de fuelle, permitiendo la expansión de los talones.

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