HIPICA PEGASO
monitora de equitación y terapias ecuestres
Mi trabajo con caballos comienza en Pirineos en el año 2004. Trabajando en un camping se me ocurrió ofrecer rutas a caballo para las personas que pasaban allí sus vacaciones. Nunca había trabajado de autónoma y fueron momentos a la vez que difíciles muy emotivos, comenzó a crecer en mi persona la capacidad de luchar por un sueño y superarme a mí misma, confiar en que mi trabajo conjuntamente con los caballos podría ayudar a otras personas no solo a divertirse montando sino a tener una mejor calidad de vida.
Mi formación tanto en doma natural como en terapias ecuestres fue dirigiéndome hacia el camino de ayudar tanto a caballos como a personas a lograr que sus vidas mejoren.
Para los caballos era crear un vinculo con los humanos que antes no tuvieron, los caballos de mi comienzo me enseñaron mucho y logré creer en mi de manera que pudiera ser una líder de su manada. Desarrollar mis actividades con caballos confiados y sin miedos era tener un porcentaje alto de seguridad que permitía que trabajasen con placer.
Para los humanos le ayudaba en cada ruta a darse cuenta de cosas que me mostraban los propios caballos. Personas con baja autoestima y sin decisión hacían que los caballos trabajaran peor (se paraban a comer y no seguían caminando en la ruta), personas seguras de si mismas pero con poco equilibrio corporal al montar conseguían una mejoría rápidamente o niños con hiperactividad lograban al montar en los caballos relajarse de una forma increíble.
La vida me pidió paralizar el proyecto durante unos cuantos años hasta que me ubiqué en el Valle del Tiétar, en Ávila y es donde pude continuar con mi proyecto de la Hípica Pegaso.
Organizo cursos donde vienen profesionales de la doma natural para dar a conocer esta forma de relacionarse con nuestros compañeros equinos. Propongo otra forma de manejo con los caballos para mostrar que los caballos se entregan mil veces mejor a trabajar sin métodos violentos, como es lo normalizado en el mundo ecuestre.
Quise ampliar mis actividades y profundizar en las terapias para personas con capacidades diferentes ya que en las zonas rurales tienen menos ocasiones de tener sitios y profesionales formados para este trabajo. Cada día que veo sus sonrisas mientras montan en sus caballos, sus miradas enfocadas en mi (cosa que a determinadas personas les cuesta muchísimo) cuando hacemos algún juego o verles como mejoran físicamente tras cada sesión de equinoterapia en la monta gemela con nuestra fisioterapeuta, se llena mi corazón de una alegría enorme.
No solo es montar a caballo, es crecer como persona y trabajar cada uno lo que necesita. La naturaleza que nos rodea y la labor de los caballos son claves para conseguirlo.